domingo, 18 de marzo de 2012

Los Médicos en la pintura de Frida Kahlo 2 parte.

La segunda entrada de este blog continua el tema de la relación de la extraordinaria Frida Kahlo con sus médicos, toca en esta ocasión el turno al Dr. Juan Farill, que junto con el Dr. Leo Eloesser fueron los dos médicos a quien pintó autorretratos dedicados, no hagamos más extensa la introducción y entremos en tema.

Autorretrato con traje de terciopelo. Frida Kahlo.
Oleo sobre masonite. 1926.
Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón murió el 13 de Julio de 1954, a los cuarenta y siete años en su casa estudio de Coyoacán, actualmente dicha casa estudio es un santuario a donde acuden todos los interesados en la vida y obra de esta extraordinaria, única y singular mujer. Muy a tono con el Día Internacional de la Mujer, esta entrada va dedicada a todas esas mujeres extraordinarias que con su quehacer diario dignifican a la especia humana.
Como ya vimos en la primer entrada de este blog, la vida de Frida Kahlo estuvo plagada de una serie de padecimientos  provocados por el trágico accidente del 17 de septiembre de 1925 cuando solo contaba con 18 años y que le mantuvieron el resto de sus casi 30 años bajo la tutela de médicos y enfermeras,  Raquel Tibol , la más experta critica de arte actualmente en México y quién vivió en la casa azul de Coyoacán por algun tiempo antes de la muerte de Frida, recoge en su magnifico libro “Frida Kahlo Una Vida Abierta”, la historia médica que le realizó en 1946 la médica alemana Henriette Begun, ahí nos dice que:
“1931: En San Francisco, California, es reconocida por el Dr. Leo Eloesser…en esa época aumenta el dolor en el pie derecho, aumenta considerablemente la atrofia en pierna derecha hasta el muslo, se retraen los tendones de dos dedos del pie derecho, dificultando mucho el caminar normalmente. El Dr. Leo Eloesser”… (quien llegaría a ser su médico de cabecera, confidente y gran amigo)"diagnóstica deformación congénita en columna, dejando como secundarias las causas del accidente. Se toman radiografías que acusan escoliosis considerables y aparenta fusión de la tercera y la cuarta lumbares con desaparición del menisco intervertebral…”
“1932: En Detroit, es atendida por el doctor Pratt del Hospital Henry Ford, del segundo embarazo (cuatro meses), habiendo tenido un aborto espontáneo a pesar de recurrir al reposo y varios tratamientos..” La relación de la vida obstetrica de Frida y la pintura es todo un tema para un posible y póximo blog.
“1939: A finales de este año tiene dolores intensisimos en la columna vertebral. Atendida en México por el doctor Farill, la deja en reposo absoluto, con peso de veinte kilogramos para extensión de columna. La visitan varios especialistas aisladamente; todos aconsejan operación de Albee. El Dr. Leo Eloesser se opone…”
Es en este año de 1939, cuando conoce por primera vez al Dr. Juan Farill, en la siguiente década Frida estará en manos de varios de los mejores especialistas de México en Ortopedia, como el propio Dr. Farill y el Dr. Velasco Zimbrón, sin dejar de tener contacto con el Dr. Leo Eloesser de quien confiaba para todo respecto a su situación médica y personal, pues como ya vimos en la primer entrada de este blog, fue precisamente el Dr. Eloesser quien convenció a Diego Rivera que volviera a casarse con Frida Kahlo por segunda vez después del primer divorcio de ambos.
Frida Kahlo con corse de yeso.
Casa de Coyoacán.
En un singular ensayo firmado por Réka M. Cristian titulado “Culturas de Identidad: las imágenes en movimiento de Frida Kahlo”, la especialista analiza la pelicula “Frida”  de Julie Taymor, y dentro de este contexto realiza aseveraciones sobre la relación de los médicos con la Frida paciente, nos dice por ejemplo que “ las breves tomas de la cinta solo aluden crípticamente a la relación verdadera, múltiple de largo tiempo y muy intensa entre la paciente protagonista y los médicos…la figura del padre támbien está intrínsecamente ligada a estos hombres ya que fue su determinación, dada la enfermerdad de Frida, la que trajo a los médicos a la casa de los Kahlo. ..La relación de Frida con sus médicos representa elementos similares a la relación de la protagonista con su padre e indirectamente señala un proceso primordial del sentimiento de transferencia…”continua mas adelante “la cinta evita centrase en el nexo problemático entre Frida y sus médicos, así como profundizar en el tema de la trasferencia freudiana del amor, que a impregando la relación galeno paciente en el caso de la artista mexicana…”
En el ensayo de Annette Ramírez de Arellano y Servando Ortoll  titulado “The Art of Being (A) Patient” especifican el trasfondo de estas relaciones sobre la vida artística de Frida Kahlo como paciente involucrada, en el articulo los autores escriben acerca del sindrome del barón de Munchausen que abunda en los sintomas sicosomáticos histéricos que parecen haber impregnado la relación excentrica de Frida con sus doctores. El sindrome consiste en que la paciente se involucra sentimentalmente con los médicos que la curan y que mantiene una dependencia fisica con su galeno.
En 1951, Frida fue intervenida quirúrgicamente por el Dr. Juan Farill, el eminente médico mexicano fué todo un especialista en el área de la Ortopedia y  Traumatología, jefe del Departamento de Ortopedia de la Universidad México, tenía en esa época 49 años, 5 más que su paciente. Le realizó una serie de siete operaciones en la columna vertebral, Frida permaneció hospitalizada durante 9 meses en el Hospital en la Ciudad de México, en noviembre por fin se sintió con ánimos de pintar y el resultado fue un autorretrato dedicado al Dr. Farill. “Estuve enferma durante un año, siete operaciones…y el Dr. Farill me salvó…” escribió en su diario. El hecho de que dio crédito al Dr. Farill como su salvador explica el hecho de que la pintura fue realizada como un "ex-voto" o retablo. En la pintura el Dr. Farill aparece en el lugar en que normalmente lo haría un santo y  Kahlo como la desgraciada victima que a sido salvada. Frida confinada a una silla de ruedas, pinta con su propia sangre utilizando su corazón como una paleta… quizá su manera de decir que pinta desde el fondo de su corazón. Los pinceles que sostiene fuertemente en su mano parecen más instrumentos quirúrgicos o flechillas. Esta pintura así como las realizadas en agradecimiento al Dr. Leo Eloesser guardan una cierta similitud, con la hermosa pintura de Francisco de Goya y Lucientes, en su “Autorretrato con el dr. Arrieta” y que en su magnífico blog Medicina, Historia y Arte, el Dr. Francisco Doña ya nos ha hablado de la relación del pintor con su médico en la entrada del 13 de noviembre del año pasado.

Autorretrato con el retrato del Dr. Farill. Frida Kahlo
Oleo sobre masonite. 1951
41.5 x 50cm.
Colección Privada.


Un dato por demás curioso del "Autorretrato con el  retrato del Dr. Farill". En dicho óleo Frida se pintó con un huipil zapoteco de lujo de Yalalag, con aplicación de trencilla y flecos de artisela en hilo morado y una falda en tafeta de seda, dicho atuendo, forma parte de la colección de vestidos y atuendos que aún hoy se están conservando y catalagando, la publicación en 2007, del lujoso libro “El ropero de Frida”, dio a conocer la extraordinaria historia de estas vestimentas, la calidad de sus telas y costuras, lo artesanal de su indumentaria. Resguardados en el interior de un baño de la casa estudio de Frida Kahlo, sobrevivieron a rasgaduras, roturas, descocidos y manchas de origen órganico e inórganico, envuelto en un olor extraño, mezcla de humedad, polvo, medicinas y tiempo por cinco decádas, como lo exponen en la introducción de dicha publicación, las autoras del libro.

Frida Kahlo y el Dr. Juan Farill.
Casa estudio de Coyoacán. 1951

En 1952, Frida viajó a ciudad de Puebla para restablecerse, ahí fue atendida por el Dr. Rafael Mendívil, alumno del Dr. Farill y en quien confiaba plenamente para dar seguimiento al tratamiento de la artista mexicana, la pintora se sintió bien cuidada por el joven profesional de 37 años y demostró una gran confianza en él como médico, dibujandole en agradecimiento una mano con lápices de colores, dedicada y que dice: “La mano de Frida Kahlo para el Dr. Mendívil cariñosamente y por la paz dentro de la Cirugía”.
Dos años después los restos mortales de la extraordinaria artista mexicana serían velados en el Palacio de Bellas Artes, el más grande recinto cultural del país, el cortejo funebre sería presidido por el  gran muralista y su compañero de vida, Diego Rivera.


Para leer mas: Tibol, Raquel. Frida Kahlo Una Vida Abierta. Ed. Oasis 1983. México DF.
Cristian M. Reka. Culturas de Identidad: Las imágenes en movimiento de Frida Kahlo. Estudio sobre las culturas contemporaneas. Dic. 2006. Colima México. Red de Revistas de America Latina y el Caribe, España y Portugal.

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