domingo, 15 de abril de 2012

El Muralismo y la Medicina. Francisco Eppens Helguera.

Nuestra  nueva  entrada  y  algunas  de  las  siguientes  versaran  sobre  el  muralismo  y  su  relación  con  la  medicina. Diego  Rivera  y  David Alfaro  Siqueiros  fueron  dos  de  los  mejores  muralistas  del  país  y  para  quienes  la  medicina  en sus  murales  no  paso  desapercibida,  ya  que  fue  tema  de  algunas  de  sus  mejores  obras,  pero  en este  caso  quiero  escribir  sobre  un  muralista  no  tan  conocido  como  los  dos  primeros, que  sin embargo  realizó  una  gran  obra  en  la  Facultad  de Medicina  de  la  UNAM, el  maestro  Francisco  Eppens  Helguera.


Francisco Eppens Helguera.


Francisco Eppens Helguera murió en  1990 en la Ciudad de México, había nacido 77 años antes, un primero de febrero  en San Luis Potosí. Dedicó su vida al arte y dejó una serie de creaciones que dan prueba de ello, como lo es el mural “La vida, la muerte, el mestizaje y los cuatro elementos”, creado en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autonóma de México.
Mi alma mater es la Universidad de Guadalajara, y es una lástima que sólo en uno o dos lugares de la vasta superficie territorial de la Universidad existan muestras de arte dignas de ser elogiadas, viene a mi mente el Paraninfo de Rectoría, pero nada mas. Sin embargo en la UNAM deben estar muy orgullosos de contar con tantas muestras artísticas, en lo referente a pintura y escultura, tan solo en su campus universitario, muestra de ello es el mural que hoy pongo a su consideración.
Por muralismo se entiende al movimiento artístico mexicano de principios del siglo XX que se distinguió por tener un fin educativo y se le consideró esencial para poder unificar a México después de la Revolución. A través de los murales se proyectó la situación social y política del país post revolucionario, empleando paredes de lugares públicos donde la gente sin importar raza y clase social pudiera acceder. Se caracterizó desde su nacimiento por tres valores fundamentales: lo nacional, lo popular y lo revolucionario. Inició en 1922 por  instancias del Rector de la Universidad Nacional de México y después  Secretario de Educación Lic. Jose Vasconcelos.
El mural del maestro Eppens en Ciudad Universitaria representa la concepción cosmológica y teógonica de nuestros ancestros indígenas, simboliza en la vida y la muerte los cuatro elementos, agua, tierra, aire y fuego y al mestizaje. El mural es visible desde que uno tiene en su campo visual a la Facultad de Medicina y va tomando fuerza conforme la distancia se acorta. De manera muy sintética el autor logra representar diversos elementos de alta carga simbólica. El mural fue recubierto de mosaicos desde su inicio y concepción.
Mural "La vida, la muerte, el mesizaje y los cuatro elementos"
Ciudad Universitaria 1954
Universidad Nacional Autónoma de México.

La idea de realizar el mural surgió en 1953, cuando por petición del arquitecto Roberto Alvarez se encomienda la obra al maestro Eppens. El mayor reto para su realización fue la superficie curvada donde se ubica; la solución fue hacer losas precoladas de concreto de una dimensión de un metro de largo por 25 centímetros de ancho, dando así la curvatura del muro exterior. La superficie total de esta obra es de 20 metros de altura por 18 metros de base.
En dicho mural se observa una serpiente que se muerde la cola, el símbolo de la eternidad que encierra a toda la composición, junto una calavera que devora a la mazorca de maíz de la cual se dice, se formó el primer ser humano, la dualidad implicita de vida y muerte, de principio y fin.
 De los cuatro elementos, el agua está representada en la parte inferior por ondas armadas de discos de jade; el chalchihuitl que simboliza para los prehispánicos la idea de lo precioso. El rostro de Tláloc, dios del agua mostrando sus ojos serpentinos y las fauces atrigadas que lo caracterizan en medio de diversos seres acuáticos como el caracol, el pez, la pulga de agua y el ajolote.
Plazoleta de la Facultad de Medicina.
Ciudad Universitaria.

Del aire, ubicado en las franjas laterales en azul oscuro, pueden apreciarse mariposas, al águila e importantes figuras representativas de la  mitología azteca, que por mucho tiempo fueron la fuente de inspiración de los códices indigenas.
La tierra, en el centro y parte superior, simbolizada por los senos flácidos, exhaustos de “amamantar vida a los dioses y a los hombres”, de la Coatlicue, la madre tierra precolombina, en cuyo seno se nutren los árboles y las plantas, que por su forma de representarse en el  mural parecen inspirados en el Códice de la Cruz Badiano, de quien ya estamos preparando una entrada, debido a la importancia y riqueza de dicho Códice para la medicina.
El fuego expresado en la parte superior por las llamas de los soles mayas. En el centro del  mural una cabeza de apariencia escultórica constituida por la unión de tres rostros, el de la madre indigena a la izquierda, el del padre español a la derecha y en medio el rostro del hijo mestizo.
El Mestizaje está sintetizado  donde aparecen dos manos extendidas que recuerdan el collar de la Coatlicue. En la palma de la mano al lado correspondiente del rostro de la madre indígena está una semilla de germinación y en la palma de la otra mano, representando al padre español, se observa el polen fecundador.
El mural se encuentra a la intemperie, en una gran fachada que domina una plaza, las losas en que se realizó el mural fueron ancladas al muro, quedando como un mural desmontable, la obra se realizó utilizando mosaico de vidrio que se producía en la Fábrica “Mosaicos venecianos de México S.A.” en Cuernavaca, Morelos. El maestro Eppens comentaba que a  falta de mosaico color verde se tuvieron que comprar platos de vidrio de ese tono para romperlos a pedazos y colocarlos en las partes del mural donde se necesitaban.
Facultad de Medicina.
Universidad Nacional Autónoma de México.

El maestro Francisco Eppens se trasladó a muy corta edad a la Ciudad de México para ingresar a la Escuela  Nacional de Artes Plásticas en 1928. Un año después abandonó dicha escuela para dedicarse a la pintura por su propia cuenta, y aplicó su habilidad en el dibujo y en el color, a factura de carteles y más tarde a la de timbres postales, donde desarrollo toda una escuela durante casi treinta años.
Le debemos al maestro Eppens el mural de la Facultad de Odontología de la misma UNAM  y los paños  pintados en el cubo de los elevadores del Hospital Infantil de México. En 1962 obtuvo el primer premio en el concurso para los murales en mosaio del nuevo edificio del Partido Revolucionario Institucional, que realizó al año siguiente.
En 1968 por encargo del secretario de Gobernación Lic. Luis Echeverría Alvárez de triste memoria para el país, el artista realizó los proyectos para el Escudo Nacional vigente tanto en blanco y negro para su imoresión, como en alto relieve para la moneda y en color para el lábaro patrio, ejecutando también el modelo para la Bandera Nacional.


Alegoría del Escudo Nacional y el maestro Francisco Eppens.

El maestro Eppens siempre estuvo orgulloso de su mural mosaico de la Facultad de Medicina, de hecho según especialista se trata de su obra mejor lograda,  orgullosos también  están todos aquellos que han pasado por dichas aulas y los que de una u otra forma formamos el gremio Médico.






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